domingo, 21 de octubre de 2007

Capitulo Cuatro: IV

Qué situación había vivido con Lili ese día. No pude dormir casi nada. Recordaba una y otra vez lo cerca que había estado de decírselo. De decirle que la quería, que era todo para mí.
Esperaba con ansias el lunes, para poder volverla a ver. Pensé en lo que le iba a decir. Había tomando su mano y ella la mía. Pero no nos alcanzó el tiempo de decirnos nada. Nos quedamos ambos "en el aire". ¿La tenía que saludar como siempre? ¿Tenía que decirle algo más? ¿Podía contar lo que pasó entre nosotros? ¿Qué pensaba ella de lo que pasó? Tantas preguntas rondaban en mi cabeza...
Fui el lunes al colegio, busqué una posición para que mientras hablaba con mis amigos, pudiera ver a los que llegaran al colegio (sólo me importaba si llegaba Lili). Estuve esperando hasta que tuve que subir a los salones. Lili no llegó.
El martes tampoco llegó, y me di cuenta que era por el posible descanso médico que le dieron después de la operación.
Tuve que ir de nuevo al hospital, para esta vez si visitar a mi prima. Fui sólo un ratito donde mi prima, me fui con la excusa de tener que hacer un trabajo. Cuando fui a la habitación donde estuve hablando con Lili la vez pasada, ya no estaba. Estaba una señora que nunca había visto en mi vida. Me sentí mal por mi prima, haber cambiado a la familia por una chica. Fui de nuevo donde mi prima, me dije que me había equivocado, que mi trabajo era para la próxima semana. Estuve hablando con ella hasta que la enfermera me botó.
Cuando volví a mi casa, me puse a pensar en Lili de nuevo. Al menos al día siguiente iba a ir al colegio...porque ya no estaba en el hospital. Leí un poco para una práctica que iba a tener al día siguiente. Quise leer más, pero me dio hambre. Fui a la cocina por algo de comer y me puse a ver televisión. Cambié al canal de noticias, y el titular era : "Niña muere en hospital por complicaciones postoperatorias de la apendicitis".
Mi corazón dio un vuelco tremendo y empezó a latir rápidamente. El pan que tenia en la mano se cayó al piso, pero no me importó. Subí el volumen, y empezé a escuchar atentamente. La reportera explicaba lo que había sucedido, y mi corazón palpitaba aún más fuerte, parecía que se iba a salir. Miles de imagen es pasaron por mi mente, desde que Lili se cayó encima mío hasta que me despedí de ella en la puerta de la habitación del hospital...
Una lágrima se deslizó sobre mi mejilla cuando dijeron que había estado en la habitación 501. Me senté en el suelo, apoyé los brazos en el suelo, apoyé mi cabeza en mi hombro izquierdo y respiré aliviado, feliz...porque de haber sido Lili, no sé lo que hubiera hecho.

viernes, 12 de octubre de 2007

Capitulo Cuatro: III

Al día siguiente, tenía que ir al hospital para visitar a un prima que tenia un problema estomacal. Estaba preocupado por ella, pero también estaba triste: no iba a poder ver a Lili hasta pasado el fin de semana.
Tenía en un papel el número de la habitación, pero no entendía bien. Era "431" ó "437".
-Bueno, buscaré en las dos - pensé
Se me ocurrió preguntar en recepción sobre mi prima, pero el sistema de datos estaba dañado y no me pudieron dar el dato. Sólo me dijeron como llegar al cuarto piso. "Usa las escaleras o el ascensor". Preferí usar las escaleras...siempre me dio un poco de pavor ir en ascensores.
La primera habitación era la 430, al frente estaba la 431. Antes de entrar, fui a comprar un peluche. Pensaba comprar chocolates que tanto le gustaban a mi prima, pero no vendían. Compré un osito con el mensaje "Que te mejores".
Entré a la habitación "431" y allí estaba, pero estaba echada de costado dándome la espalda. La vi rara...tenía el pelo distinto y la veía un poco más alta.
- "Esto me pasa por no visitar a mi tía casi nunca, ya ni veo crecer a mi familia"
Me acerqué silenciosamente para ver si estaba despierta o no, pero me tropecé con una loseta que estaba media rota e hice el ruido que estaba evitando.
Vi que se despertó, e hizo los sonidos de cuando uno recién se despierta ...algo como un "mmmm". Empezó a voltear y me di cuenta que no era ella. En menos de un segundo mi corazón empezó a palpitar rápidamente y sentí un retorcijón en el estomago. Era Lili.
- ¡Santiago! - exclamó alegre Lili - ¿qué haces aquí?
No sabía qué hacer...no sabía si decirle la verdad, que la había encontrado de casualidad o decirle que la había ido a visitar a ella. Estaba petrificado. Las palabras no salían de mi boca. No podía ni decir hola...no podía ni...no podía hacer nada
- ¿Santiago? ...¿estás bien? Creo que tu deberías ser el que está en una cama del hospital
- Eh, sí...estoy bien - reaccioné - es sólo que...Nada. Olvídalo. No hablemos de mí. La que importa acá eres tú. ¿Qué te pasó? ¿Por qué estás aquí?
- ¿No sabes? - me preguntó - ¿Entonces cómo sabías que estaba aquí?
Recurrí a una frase que había visto en una película hace poco.
- Mis fuentes me dijeron que estabas aquí - mentí - pero no me dijeron qué te había pasado.
- ¿Tus fuentes? jajaja - rió Lili - ¿quiénes son tus fuentes?
- La identidad de las fuentes jamás se revelan - respondí
Estuvimos hablando un rato sobre lo que le había pasado. Había tenido apendicitis. Y me hizo recordar que cuando se puso roja me había dicho que le dolía el estómago. Fallé al creer que se había puesto roja por mí y por ella sufrió. Lili sufrió por mi culpa, si le hubiera hecho caso le hubiera recomendado que pasara por la posta médica y así le iban a detectar la apendicitis y talvez ya no iba a…
- Ohhhh - exclamó Lili de repente, despertándome de mis pensamientos.
Me asusté. No tenía idea por qué había dicho eso
- ¿Eso es para mi? - preguntó Lili
- ¿Qué cosa es para ti? - le pregunté extrañado.
- Ay Santiago, no te hagas el loco. ¿El osito que tienes en la mano es para mí?
En ese momento, volvió la desaparecida sensibilidad en mi mano, porque volví a sentir el peluche en mi mano.
- Ehh ..sí, sí es para ti - le dije con una tímida sonrisa. Y volví a sentirme que me estaba poniendo rojo
- ¡Gracias Santiago! - dijo muy feliz Lili - Santiago ven, acércate.
No sabia lo que hacia. Caminé lentamente hacia ella. Cuando estaba al costado de su cama, Lili se sentó en la cama y me abrazó. Al principio sólo ella me estaba abrazando. Pero luego yo cerré mis brazos al rededor de ella. Y nos abrazamos.
- Gracias - me dijo Lili - he estado acá sola casi todo el tiempo. Mis padres no han podido venir por el trabajo y todo eso...y nadie más había venido. Gracias.
Me separé de ella. Se lo tenía que decir
- Lili, te tengo que decir algo. Yo...
- No Santiago, no lo digas - me cortó Lili - por el tono de cómo lo dices es algo que puede malograr este momento así que no me lo digas. Sea lo que sea no importa. Lo importante es que estás aquí.
Esta vez, yo fui el que la abrazó. Lo que me había dicho había sido hermoso.
Dejé de abrazarla, y le cogí la mano, al principio ella se asustó un poco, pero luego ella también apretó mi mano. Estaba decido a hacerlo, la miré a los ojos... pero en ese instante llegó una enfermera y nos soltamos.
- La hora de visitas ya terminó, tiene que retirarse - dijo en un tono severo la enfermera
- Bueno Lili, me voy - le dije - nos vemos el lunes.
Sin más me fui porque estaba en un estado de no sé qué...me fui caminado rápidamente, y sólo volteé cuando estaba en la puerta para decirle "adiós" con la mano. Ella hizo lo mismo.
Después de eso, salí del hospital, pensando en lo que iba a decir por no haber visitado a mi prima.

sábado, 6 de octubre de 2007

Capitulo Cuatro: II

- Bueno, creo que deberíamos ir juntos, tu también estás rojo - replicó Lili
- Si, pero en mi es normal. Tu misma has visto que me ha pasado varias veces y no me pasa nada, en cambio, en ti es algo raro.
- Es que tengo calor, estoy muy abrigada y el sol está calentando más. Además me está doliendo el estomago.
No lo podía creer, Lili se había puesto roja después de darme el beso en la mejilla y además se había puesto nerviosa y me había dado una excusa tonta. Cuando llegó el momento de separarnos, ella caminó sin decir nada hacia donde tenia que ir, y después de unos pasos volteó y se despidió con la mano:
- Chau Santiago. ¡Cuidate!
Yo me limité a hacer lo mismo, moví mi mano en ademán de despedida y dije:
- Chau Lili. ¡Tu también!
No caminé inmediatamente. Me quedé mirando a Lili, y juntando valentía para gritarle que la quería. Estaba cada vez más seguro de hacer, pero vi que Lili comenzaba a voltear por lo que yo volteé rápidamente y caminé como si lo hubiera estado haciendo un buen tiempo. Tenía unas ganas tremendas de voltear y tal vez verla, pero no me atreví...estaba demasiado nervioso o algo así. Seguí caminando sin voltear hasta llegar a mi casa.
Traté de hacer una tarea, pero no podía. No porque fuera difícil, sino porque no dejaba de pensar en Lili, no podía dejar de recordar el momento en qué me di ese beso en la mejilla. Me tocaba una y otra vez la mejilla.
Esa noche, soné con ella. Soñé que era una noche de luna llena, y estábamos en un bote en un lago, y que estábamos de la mano.
Cuando desperté, quería volver a dormirme y seguir soñando, pero me tuve que levantar y alistarme para ir al colegio.
Era una de las pocas veces que estaba feliz de caminar rumbo al colegio. Cuando llegara iba a poder ver a Lili y no sé. Algo iba a hacer, pero todavía no sabía qué.
Cuando llegué al colegio, estuve esperando sentado mirando a la puerta para ver cuando llegara Lili. Pero no lo hizo. Ese día faltó. Todo el día estuve pensando en ella. Tenía esperanzas que llegara al finalizar alguna clase, pero no fue así.
Caminé solo a mi casa, y me detuve un momento en el lugar donde Lili me beso. Estuve pensando en ella un rato. Pero luego me empecé a preocupar por ella. ¿Qué le había pasado? ¿Por qué había faltado? ¿Le había pasado algo grave?

jueves, 4 de octubre de 2007

Capitulo Cuatro: I

Lili y yo no salimos muy bien en el examen. Casi toda la "tarde de estudios" nos la pasamos hablando, jugando scrabble, escuchando música y riendo.
Estudiamos muy poco, empezamos por el tema más difícil del examen de matemática...y Lili no entendía muy bien, y pidió un descanso al que accedí. Ese descanso se convirtió en el final de nuestro estudio. Y si bien yo quería estudiar y salir bien en ese examen, prefería mil veces seguir hablando con Lili. Prefería mil veces que cuando se riera se apoyara en mi hombro aunque fueran solo unos instantes insignificantes.
Cuando fuimos a su cuarto y nos pusimos a escuchar música, me di cuenta que teníamos la misma debilidad: las canciones tristes. Cada canción parecía la ideal para decirle a Lili lo que sentía, para decirle que la quería, que me encantaba su sonrisa, que cada vez que se reía me hacia sentir feliz y tantas cosas más. Pero no lo hice. No me atreví. Tenía miedo de que me rechazara y que se perdiera nuestra amistar y por tanto la oportunidad de estar cerca de ella siendo aunque sea un amigo. ¿Valía la pena arriesgarse?

Cuando nos entregaron los exámenes, Lili y yo cruzamos miradas y nos reímos un poco. Pude ver en sus ojos que estaba feliz...creo que estaba feliz porque recordaba por qué se sacó esa nota.
A la salida, le dije para irnos caminando juntos. Aceptó. Cuando habíamos caminado unas cuadras, le dije:
-Lili, ¿qué tal el examen? A mi creo que si me sirvió la tarde de estudios - le dije en tono de burla.
- Sabes Santiago - me dijo - tu lo dirás en broma, pero a mi de verdad me sirvió de mucho, siempre que daba los exámenes estaba toda estresada y preocupada. Pero gracias a ti, al momento de dar el examen estaba tranquila y me fue aceptablemente bien. En ese momento, giró sobre sus pies y me dio un beso en la mejilla. Me dijo gracias. Y sentí que me ponía rojo, muy rojo. En ese momento tuve ganas de cogerle la mano, pero no podía ...estaba demasiado nervioso-feliz por el beso que me acababa de dar Lili. Estaba tratando de dejar de estar rojo, pero sentía que cada vez estaba más rojo aún, no sabía qué hacer.
- Lili, creo que deberías ir al médico - le dije
- ¿Por qué? - preguntó ella sin mirarme
- Porque te estás poniendo roja.

martes, 18 de septiembre de 2007

Capitulo Tres: V

El jueves en la noche llovió. Me paré junto a la ventana para ver las gotas caer. Cada gota que veía caer aumentaba mi melancolía. Si Lili había reaccionado tan normal...si había bromeado sobre mis celos y no se sentía incómoda por eso, lo más probable es que ella no sintiera "algo más que amistad" por mí. Seguro cuando Claudia me dijo que Lili estaba triste, era verdad, pero no estaba triste porque se peleó con el chico que le gustaba, sino porque se peleó con un buen amigo (nada más) ¿Mi destino era volverme el mejor amigo de Lili y nada más? ¿Mi destino era tener que escuchar todas sus penas, como un amigo, y consolarla cuando se sintiera mal por un chico (que no fuera yo)?
Ante todas esas ideas, algo me dio esperanza. Una estrellita, chiquita pero luminosa, apareció en el cielo. Era la única en todo el cielo negro. A pesar de ser solo una, daba la impresión de que brillaba como si fueran diez.
Estuve en mi cama recién a las 12pm, tenia que hacer unas cosas y "perdí" tiempo viendo como caían las gotas de lluvia. Aunque sabía que ver la lluvia iba a hacer que me quede más tiempo despierto sabia que valía la pena. La lluvia me ayudaba a calmarme, me ayudaba a ser feliz un momento.
Al día siguiente saludé a Lili en la mañana y la dejé con la excusa de tener que hablar con un profesor por un trabajo. Me fui por temor de ponerme rojo de nuevo, tres veces seguidas ya iban a ser mucha coincidencia.
Ya en el salón, nos anunciaron que iban a empezar los pruebas y nos dieron las fechas de cada una.
En el recreo me puse a hablar con Ignacio sobre los exámenes, le pregunté cuáles eran difíciles y cuáles no, cuánto duraban y cosas así.
De repente, llegó Lili y me dijo si quiera estudiar con ella para algunos exámenes.
-Bueno - le respondí sin reflexionar.
-Gracias - me dijo - nunca he sido buena en los exámenes...siempre me paso horas leyendo pero a la hora del examen no me acuerdo de nada. Ojalá puedas ayudarme con eso.
-EEhh ..eso trataré - le dije con una tímida sonrisa.
-Gracias - me dijo de nuevo - eres un super amigo
Esa frase retumbó en mi cabeza todo el día, hasta que me dormí. "Súper amigo". Al parecer lo que creía era cierto: Lili sólo me veía como un amigo y nada más. Y para colmo me había comprometido a ayudarla a estudiar, estar con ella más tiempo sólo iba a hacer que la quiera más y más.
Empezaba a tener un sentimiento de rechazo hacia Lili, no quería ilusionarme más, pero al mismo tiempo quería seguir con mi ilusión: tal vez Lili sólo actuaba...y tal vez le gustaba. O tal vez no.

lunes, 17 de septiembre de 2007

Capitulo Tres: IV

pencil

Pararme al frente del salón y decir al frente de todos “te quiero Lili” me parecía demasiado extremo ...pero era mi única idea hasta el momento. Además si Lili me rechazaba iba a pasar una gran vergüenza (para ella más que para mí).
Ideé otros planes, pero todavía no podía poner en marcha ninguno. Recordé que Lili y yo no nos hablábamos desde el día su cumpleaños (cuando nos peleamos)
Pero me cansé de eso, no resistía no poder hablar con ella, así que un día decidí hacer algo. Me paré rumbo a su sitio sin haber decido qué hacer. Seguí caminando porque si volvía talvez no me iba a poder armar de valor de nuevo. Cuando llegué a su lado, le pedí un lápiz (sí, un lápiz)
Me miró un momento, volteó a buscar algo en su cartuchera y volteó sonriendo dándome el lápiz: "Toma, úsalo todo el día si quieres, pero cuídalo eh"
No pude creer la naturalidad con la que me respondió. No pude evitar sentir una paz interna al oír su dulce voz.
-Lili, sobre lo que paso ..eh ..lo que pensé sobre tu primo, yo no quería ...
-Santiago no te preocupes por eso, supongo que habrás estado de mal humor por otra cosa, no creo que hayan sido celos ni nada de eso, ¿verdad?
-¡Claro que no! ...es decir, tu eres mi amiga y todo eso pero yo …este ..nada que ver esas cosas que ser más que amigos porque ...ehh ....¿tu entiendes no?
-La verdad Santiago, no te entendí nada.
Me fui caminado a mi sitio rápido, podía sentir como me quemaba la cara y recordaba como me había temblado la voz cuando Lili mencionó lo de los celos. "Ojalá no se haya dado cuenta"
Pasaron unas dos horas, y Lili se acercó y me dijo: "Santiago se me perdió mi otro lápiz, necesito el que te presté"
-Toma, yo tengo uno.
-¿Entonces por qué me pediste uno?
No le podía decir que solo fue para poder hablar con ella, así que le dije que se me había perdido el mío y que nadie tenia un lápiz para prestarme cerca mío, así que se lo pedí a ella
-Aya, eso fue ...¿Santiago estás enfermo?
-No, me siento bien... ¿por qué lo dices?
-Porque cuando me pediste el lápiz de un momento a otro te pusiste rojísimo ...y no sé, creí que era porque estabas enfermo.
En ese momento sentí que me quemaba la cara de nuevo
-No me siento mal...así que mejor anda a tu sitio antes que le profesor te llame la atención.
-Jajaja, está bien...no te vayas a enfermar por favor. Luego vas a hacer que todos nos contagiemos. Y deberías ir al médico, te estás poniendo rojo de nuevo.
Antes de que dejara de seguirla con la mirada, vi como buscó algo en una cartuchera de Claudia (que no estaba en su asiento en ese momento). Sin antes poder descifrar qué estaba haciendo, sacó un lápiz diciéndome: “Mira, acá hay un lápiz y cerca de ti”. Me dedicó una sonrisa de satisfacción y luego se fue caminando.

jueves, 30 de agosto de 2007

Capitulo Tres: III

Nunca me había sentido tan tonto. Me sentía mal por Lili también, conocer a un gran idiota como yo nunca había sido bueno para nadie.
Me di cuenta que en ese momento, había actuado como lo que me dijo Lili: un idiota, un estúpido.
Peor aún, todos iban a saber lo que al parecer sentía por ella, mi reacción había sido demasiado obvia: Lili se iba a enterar, se iba a poner indiferente y ya no me iba a hablar. Ya no iba a poder caminar con ella bajo la lluvia, ya no iba a poder ver las estrellas con ella, ya no iba a poder coger su mano...
¿Qué iba a ser? No lo sabía...al parecer ahí iba a terminar mi "historia" con Lili. A pesar de que no gritó, pude ver su enfado en sus ojos, esos ojos que siempre me vieron con alegría, me miraron con odio.
Decidí esperar un tiempo, que se le baje el enojo y que tal vez entendiera el porqué de mi reacción: quería que entendiera que estaba enojado por otra cosa y que me descargué con ella sin querer. Tal vez de esa manera me iba a poder perdonar.
Quería dejar de ir al colegio, no podía aguantar la vergüenza: todos me miraban. Todos menos Lili, ella era la única que no me miraba...y de ella era la única que quería la mirada. Estaba desolado.
Cada vez que prendía la radio, las canciones eran las exactas para hacerme sentir peor.
Traté de seguir como si nada, pero no podía, la mirada siempre se me desviaba hacia donde Lili se sentaba, y espera para ver si es que volteaba, pero nunca sucedida.
Nuestro tutor hizo un cambio de sitio ya que todos los profesores se quejaban de nuestro desorden, y me tocó sentarme con una chica llamada Claudia. Lili se sentaba a cuatro asientos del mío.
Pasaban los días, y todo volvía a la normalidad. Me hice buen amigo de Claudia, siempre me tenía escuchándola sobre alguna de sus cosas, y poco a poco me di cuenta que era una buena persona, un poco irresponsable, pero buena persona. Unas dos semanas después me preguntó sobre Lili, le negué todo sobre mis sentimientos hacia ella, pero me dijo que una vez escuchó que Lili se sentía triste porque había dejado de ser mi amiga. No le creí pero tampoco no le creí...lo deje en algo posible.
Nuestra aula de clase tiene una columna de soporto en la parte de atrás, al frente de la pizarra. Un día, al sonar el timbre del recreo, decidí cortar camino por detrás de la columna, pero no me percaté que Lili estaba haciendo lo mismo en sentido contrario. Nuestras miradas se cruzaron un segundo pero ella bajó la suya rápidamente. Como acto reflejo, decidí ir por delante de la columna pero Lili pensó lo mismo. Nos encontramos de nuevo y esta vez estuvimos más cerca de chocarnos. Yo me quedé unos segundos ahí, estático sin saber qué hacer. Ella, en cambio, ágil y velozmente pasó por detrás de la columna. Yo seguí mi camino mientras pensaba, sin atreverme a voltear atrás, qué pensaría Lili de la situación en que estuvimos hace tan solo unos instantes.
Esa tarde, volví a mi casa todavía sorprendido por el incidente de la columna. Me tiré a mi cama y me tapé la cabeza con la almohada.
Luego de unos instantes, una sonrisa que nadie vio se dibujó en mi rostro. Por fin había decidido algo: iba a conquistar a Lili, no iba a dejar que se aleje de mí, porque aunque lo negara a diestra y siniestra, me gustaba Lili.

domingo, 26 de agosto de 2007

Capitulo Tres: II

¿Cómo le podía gustar ese tipo? Esa fue la pregunta que estuvo rondando en mi cabeza una y otra vez. No podía dejar de pensar en eso. y ¿por qué estaba Lili tan feliz, desde cuándo le gustaba ese chico? Nunca la había visto hablar con él, ¿desde cuándo era tan amiga de él?
Traté de hacer las tareas, pero no podía, no dejaba de pensar en Lili. Decidí irme a dormir. Pensé un largo tiempo pensando en Lili, en su sonrisa tan mágica, en su forma de hablar, en su manera de pensar, en su felicidad bajo la lluvia.
Desperté en la madrugada, mis libros seguían en mi cama y me faltaba hacer mucho todavía. Empecé a hacer las tareas que iba a tener que presentar más tarde. Pude dormir sólo una hora, y camino al colegio pude sentir mi irritabilidad.
Llegué al colegio, y vi al chico que abrazó a Lili, estaba sonriente contándoles cosas a sus amigos.
Vi a Lili: ella también estaba feliz. Estaba riendo junto con una amiga.
Fui a los casilleros a sacar una carpeta que iba a necesitar, y escuché mi nombre. Volteé y vi que Lili me saludaba con su mano y sonriendo. Le devolví el saludo pero no pude sonreír, todo lo que había pasado en tan poco tiempo me afectaba.
Sonó el timbre de inicio de clases, y me apuré para no quedarme afuera. Ingresé al salón lentamente, pensando en qué tal vez lo de Lili no era lo que pensaba, se encendió mi esperanza.
El cansancio que tenía no me permitió entender las clases de todo el día, por lo que el timbre del receso tuvo un extra de felicidad para mí. Fui al baño a mojarme la cara y el pelo para que me ayude a mantenerme despierto. Caminé rumbo a donde siempre me sentaba, y volteé a mirar donde estaba el kiosko y busqué Lili con la mirada y la encontré luego de unos segundos. Luego de otros segundos, llegó el chico que estuvo en la salida con ella, le dio muy alegremente un beso en la mejilla y después la abrazó. Ella más alegre todavía, muy sonriente le devolvió el abrazo.
No pude mirar más y volví la mirada antes de empezar a caminar sin rumbo hasta que terminó el descanso.
Volvimos a los salones, y el profesor de matemáticas ordenó que se formaran grupos de cinco, Ignacio estaba a mi costado y le dije que si quería ser de mi grupo. Me dijo que si. Le pedí ayuda para buscar a otros 3 integrantes. Llamó a Lili.
-No, no...a ella no
-Pero por qué - me preguntó Ignacio
No le podía responder, así que atiné a decir que ya no importaba. Lili trajo 2 amigas al grupo, y me pidió sentarse a mi costado.
-Con tal que tu amigo no me vaya a hacer nada - le respondí
-¿Qué amigo? - me preguntó extrañada Lili
-Con el que te abrazas siempre
-¿Qué?
-Si, el que te estaba abrazando a la salida de ayer y el que te abrazó y besó en el receso de hoy.
-Santiago, qué poco me conoces, no pensé que pensaras eso de mi. No conozco a nadie en este colegio ni 2 meses en el colegio, y ¿crees que puedo estar de novia con un chico?
-¿Qué quieres que piense? - le repliqué - ese chico te abraza y estás más feliz que nunca.
-Santiago, ¡eres un idiota! Ese chico es mi primo y me estaba abrazando ayer por ser víspera de mi cumpleaños y hoy me besó y abrazó por ser el día de mi cumpleaños. Y tú ni me has saludado, ¡estúpido!
Nunca me esperé esa respuesta. Después de que terminó de hablar, traté de disculparme, pero sólo pude balbucear unas palabras sin sentido.
Lili levantó la mano y se fue caminando rumbo donde estaba el profesor, el cual había dicho que faltaba un integrante para un grupo, y ella fue. Ella se fue.
Todo el grupo (incluido Ignacio) me miraban con cara de desaprobación, sus ojos me fulminaban una y otra vez, era como si todos hubieran hecho lo mismo que Lili , ¿tan mal reaccioné?
Cuando terminó esa clase, traté de hablar con Lili
-Lili, ¿podemos hablar? - le pregunté
- No - dijo abriendo apenas la boca y moviendo la cabeza de izquierda a derecha
Inmediatamente volteó y salió del salón. Me quedé con las palabras en la boca.
-Perdón por decir eso, estaba tan cansado que dije cosas que no quería, perdón Lili - fue lo que dije en voz muy suave, pensando que tal vez Lili lo iba a escucha.
Todo el día traté de articular una buena disculpa, pero cada una sonaba peor que la anterior, así que decidí hacerlo simple, iba a decir lo mismo que le dije en voz baja (y tal vez algo más)
Trate de hablar con ella nuevamente a la hora de salida, pero no la vi por ninguna parte, pregunté a varias si la habían visto, pero las respuestas eran negativas.
Ya se había ido.

domingo, 19 de agosto de 2007

Capitulo Tres: I

Poco a poco me iba dando cuenta que no era tan difícil adaptarse. Con Lili e Ignacio pasaba el mayor tiempo posible porque no quería estar solo, pero ellos a veces "desaparecían" y no sabía dónde estaba. Y me tenia que sentar solo y sentir esa soledad tremenda, que día a día iba disminuyendo a pesar de que habían días en que venía con fuerza.
Decidí hacer más amigos ...o al menos conocidos, y empecé en la clase de lenguaje.
-Hola, eehh ...cómo te llamas? - me animé a preguntar a un chico
-Adriano
-Hola, me llamo Santiago
-Te felicito
- …
Me dio más rabia que otra cosa...odiaba a la gente tan mal educada como Adriano. Podría haber sido cortés pero no ...un poco más y me insulta. Por más que quería no podía dejar de mirarlo, lo miraba con ganas de que mis ojos tiraran fuego o algo para hacerle daño o algo así. Luego de un rato, me di cuenta de lo tonto que estaba actuando y decidí dejarlo de hacer.
Aunque dije que eso no me iba a importa, opté por no hacerlo más para no parecer un chico que no tenia amigos...porque esa fama iba a hacer que de verdad no tuviera amigos.
Le conté a Lili lo que me había pasado y me dijo que no me preocupara: "Mejor que conozcas a la gente de ese tipo desde el principio, porque hacerlo después es una gran decepción"
La chica que se sentaba con Lili faltó al colegio ese día, por lo que me senté con ella para hablar mientras llegaba el profesor.
El profesor no llegó nunca, y me pasé 2 horas hablando de todo con ella, desde lo que íbamos a ser cuando crezcamos hasta lo que hacíamos de pequeños. Teníamos muchas cosas en común.
Mientras hablaba con ella, recordé un episodio de mi vida. Recordé el trágico día en que murió un primo. Lo recordé porque Lili dijo que tenía miedo de morir atropellada. Gabriel, mi primo, murió porque un conductor ebrio invadió la acera en que camina tranquilamente mi primo.
Sonó el timbre de la salida, y me demoré un poco guardando mis cosas en mi casíllero. Quería salir rápido para tratar de volverme con Lili, como el día que llovio: me gustó mucho conocer a una chica que le gustara caminar bajo la lluvia.
Mientras bajaba las escaleras y me dirigía a la puerta, pensé en todas las cosas que nos podían pasar. Desde encontrarnos una billetera llena de dinero hasta…hasta morir atropellados.
Cuando salí del colegio, vi que el chico que me tiró al piso una vez en basket, estaba abrazando a Lili y ella se veía muy feliz. Ambos estaban hablando con un grupo mixto que no tenía uniforme.
En ese momento no entendí. No entendía por qué la felicidad de por fin irme a casa se había convertido en un sentimiento raro, como de tristeza con rabia.
No esperé a nadie y nadie me esperó a mí. Esquivé las posibles miradas de Lili y me fui caminando rápidamente. Mientras miraba por el vidrio del bus, cayeron unas gotas y creí entenderlo. Me gustaba Lili y esos sentimientos raros... eran celos.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Capitulo Dos

Cuando me dieron la noticia que nos íbamos a mudar, me sentí mal y bien al mismo tiempo.
Iba a dejar mis amigos, y el lugar en el cual había vivido toda mi vida. Iba a tener que limpiar bien mi casa por última vez e iba a tener que cambiarme de colegio.
Sin embargo, iba a poder empezar de nuevo, oportunidad que no todos tiene. Iba a poder hacer cosas que no hacia antes porque estaban "marcadas" o porque tenia miedo a las opiniones de mi cambio.
¿Por qué el miedo al cambio? No lo sabía.
Otra cosa buena, es que iba a poder estar en el colegio sin que esperaran que me saque las mejores notas. Eso iba a ser un gran alivio.
Me guardé la noticia unos días antes de comunicarla a mis amigos, pensaba no decirles nada y empezar completamente de nuevo. Esa era la decisión que quería tomar, irme sin decir nada. Pero no podía hacerlo, los iba a extrañar.
El día que decidí decirles, tenía miedo de llorar. No quería parecer muy sentimental pero tampoco quería parecer un "sin sentimientos"
No sabia si decirlo al frente del salón o decirlo sólo a algunos, aunque no quería lo segundo para que los otros no se resintieran. Lo último que quería era irme con alguien con un resentimiento contra mi.
"Se preguntarán que hago acá al frente, bueno…les tengo una noticia que prefiero la escuchen todos al mismo tiempo: el próximo año no voy a estar en este colegio, ni en esta ciudad...me voy este fin de semana. Les quería decir a todos gracias, gracias por todo y ya les estaré enviando una postal." Lo último que dije fue para terminar en tono de broma y cortar el momento incómodo.
Estuve hablando con mis amigos sobre los detalles de mi partida. Me despedí de ellos con la promesa de volver algún día.
Estaba seguro de que no me iba a afectar porque ni que fuera algo tan difícil de superar…solo me iba a cambiar de ciudad e iba a dejar de ver a todos mis amigos con los que había crecido…no había entendido que si sentía miedo de tan solo perder un amigo (de los pocos que tenía) iba a ser mucho peor el no tenerlos.
La compresión que había tenido al escuchar a mis padres la decisión, que habían tomado sin consultarnos a nosotros los hijos, se desvaneció y empecé a maldecir y maldecir mientras me llenaba de impotencia. ¿Por qué nos tenemos que ir si acá estamos bien? ¿Por qué nos tenemos que ir justo ahora, no podemos irnos a fin de año? ¿Por qué a mí? ¿Por qué, por qué y por qué…?
Sin darme cuenta mis ojos empezaron a humedecerse por la rabia y la planta de mi zapato empezó a aparecer en las paredes. Lamenté haber pateado la pared porque luego tuve que limpiarlas.
Resignado me tiré en mi cara boca abajo. No quería dormir porque eso significaba que me iba a despertar y que se iba a iniciar un nuevo día, es decía, iba a tener un día menos con ellos, mis pocos amigos.

Esa noche me demoré en dormir. Mi memoria hizo exactamente lo que no quería que hiciera: recordar. Y es que es así, siempre cuando tratamos de evitar algo con la mente se nos viene más. Por eso esa canción que tanto odíaba se me llegó a pegar, y la llegué a tararear. Esa canción fue la que tanto le gustaba a todos en el salón, y fue por ella que hablé por primera vez con Carolina.

- Dejen de cantar esa canción por favor – le dije – es horrible.
-¿Qué? – me respondió – Nada que ver, esa canción es lo máximo.
-Será todo lo que quieras, pero no la cantes.
-Aún no me respondes… la la la la – cantó al ritmo de la referida canción
-¿Sabes qué? – le dije luego de pensar un poco mi respuesta – cántala más fuerte. Quiero que la cantes para mí por favor.
Luego de pedirle que la siga cantando lo dejó de hacer. La había puesto en una posición incómoda frente a los demás. A partir de ese día empecé a hablar más con ella. 

Antes de quedarme dormido, pude recordar el día en que tuvimos el examen final de matemática y me olvidé mi calculadora. No podía hacer ni la mitad del examen la calculadora, llegué a tal extremo de desesperación que estuve a punto de entregar mi examen sin resolver la mitad de este.
-Toma la mía por mientras – me dijo – termina tu examen y de ahí me la pasas, de todas maneras no sé muy bien el tema y ni con calculadora podré sacar una buena nota.
No le agradecí porque vi que la profesora había volteado a ver de donde provenía la voz que perturbaba el silencio del aula. Luego del examen, por diversos acontecimientos, no le pude agradecer profundamente su ayuda.

El sonido del despertador, el que no sonaría mi primer día en el nuevo colegio, me despertó esa noche. Mi hermano lo había utilizado la noche anterior por razones que no recordaba pero se había olvidado (no me quiso gastar una broma) y no lo puso a mi hora habitual. Eran las 3:47am y yo estaba despierto en mi cama nuevamente.

Santiago, me había llamado mi tutora, he recibido un reporte de algunos profesores y he podido ver que has bajado tus notas …¿pasa algo?
No le pude decir nada. Cómo le iba a decir que simplemente se me habían quitado las ganas de estudíar, las ganas de leer, las ganas de hacer cualquiera cosa. Era a lo que yo llamaba “flojera de fin de año” pero que no era más que una manera de expresar lo mal que me sentía.

Yo quería ir a la reunión de fin de año, pero no se los dije a mis padres. El viaje estaba programado para el día siguiente del que terminaba mis clases. Casí no iba a tener tiempo de empacar. Aparte de tener poco tiempo, el clima no ayudaba mucho. Aunque esperé a la noche para empacar con más ganas, el calor hizo lo mismo: me atacó con más ganas en la noche, o al menos eso fue lo que sentí.
Luego de una última cena en familiar, subí a mi cuarto y me dormí en mi colchón (las camas ha estaban desarmadas) siendo esa la última vez que dormía en el cuarto en que escondí mi examen reprobado de matemática.


tears

viernes, 10 de agosto de 2007

Capitulo Uno: VI

La lluvia tuvo un efecto revitalizante en mí. Me fue muy bien en la clase y en el examen de historia. Luego de la prueba el profesor dejó un trabajo en grupo, era una investigación sobre La cultura incaica, y para mi buena suerte, me tocó con Ignacio, Lili y una chica más.
Mientras el profesor nos dio tiempo para ponernos de acuerdo, nos la pasamos hablado la mayor parte del tiempo de todo, excepto del trabajo.
Mientras hablábamos, por un momento me sentí como si estuviera con mis amigos de antes, pero recordé que conocía mucha gente con la que me reía en mi antiguo salón y que no eran mis amigos. Sin embargo, me di cuenta que no podía estar tan lejos de tener amigos de verdad (¿o si?)
Ese día decidí tampoco quedarme a los entrenamientos de básket, y me fui a mi casa temprano para hacer el trabajo de historia.
Estaba caminado, y de repente, alguien me empujó y caí al piso. Me preparé para pelear, pero cuando vi a la persona que me había empuja me sorprendí.
-Perdón, perdón …no quería que te cayeras ..-me decía- solo quería darte un empujoncito
-No te preocupes Lili, no me lastimé. Pero no lo vuelvas a hacer, estaba preparándome para pelear o algo así.
-Ay Santiago, no seas violento. En fin ..¿no te quedas al entrenamiento de basket?
-Hoy no, me da flojera y quiero tener tiempo para lo del trabajo de historia.
-Jaja, más te vale que sea bueno.
-¿O sino qué? - la reté
-O sino... mmmm... sino la próxima vez... ya pensaré en algo – dijo sonriendo como la vez que se chocó con un chico mientras iba a comprar al quiosco
-Vas a la parada de buses - le pregunté
-Hoy no. Hoy me voy caminando a mi casa, y ojalá llueva como ayer
Le gustaba caminar bajo la lluvia, pensé que era el único...no se por qué a la gente no le gusta mojarse un poco.
-Tienes que tomar bus para ir a tu casa - preguntó
-Puedo ir caminando, pero me queda un poquito lejos.
-No seas flojo, caminar es bueno para la salud, además es mejor tener una conversación bajo la lluvia, que una simple caminata.
-Cierto - le dije - pero mucho mejor es caminar bajo una lluvia cuando hay un cielo estrellado.
Ese día no llovió, y menos mal…porque estaba un poco resfriado por lo de la noche anterior, sin embargo disfruté la caminata. Ese día me di cuenta que esa ciudad no era tan gris y alta como mi antigua ciudad. Era una ciudad poco destruida por el deseo expansivo y económico del hombre.

Capitulo Uno: V

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Tuve mi primera clase de deportes. La primera había sido suspendida porque el profesor faltó.
Tenía miedo. En mi antiguo colegio era de los más alto, en mi nuevo colegio era "del promedio". El profesor a primera vista no me agradó: tenia una arruga en la frente muy notoria (de las que salen cuando se enoja la gente)
Como era costumbre al parecer, había un partido de basket y uno de hockey para que el profesor analice los posible integrantes de los equipos escolares.
Nunca había jugado hockey, y eso lo tuvo que aprender mi equipo después de perder 1-6. En basket estaba mucho más tranquilo, sabía que no iba a ser el dueño de los insultos por jugar mal. El partido se desarrollaba con normalidad hasta que corriendo, uno de los chicos más altos y robustos, se me cruzó y me hizo caer al suelo. La caída no me dolió, me dolió que sin haber hecho nada malo me haya hecho eso. Tuve ganas de retarlo o decirle algo, pero decidí no hacerlo pare evitar otro problema, después del incidente con Lili.
El día transcurrió con cierta inclinación a que todo me salga mal... no me salían los cálculos en matemática, erraba los literatos de las obras en literatura, y no recordaba las fechas en historia.

Decidí no quedarme a ningún entrenamiento. Había sido un mal día y lo mejor era terminarlo pronto.
Llegué a mi casa con un sentimiento mezclado de tristeza y rabia, el día no me había gustado. Tenia ganas de gritar hasta que se me fuera la voz.
Al llegar a mi casa, comí, y me dormí de inmediato.
Me desperté porque algo estaba golpeando repetidamente la ventana. No tenia idea que podía ser, vi mi reloj que me señaló las 10:07pm y abrí la cortina para ver qué era lo que golpeaba la ventana.
Cuando vi detrás de la cortina, vi un paisaje nuevo para mí pero que me gustó: un cielo estrellado y una lluvia poco intensa. En ese instante cogí un pedazo de papel y un lápiz y traté de escribir un buen poema. Después de eso, subí corriendo al techo, para mojarme mientras veía la lluvia. Sentía mucho frió, pero era un momento deseado para mí. Siempre quise que pasara eso cuando era pequeño, pero nunca pasó.
Me bajé después de medía hora, no me quería enfermar y tener que faltar el viernes...tenía prueba de historia.
Me quedé estudiando hasta las 12. Cuando me dormí soñé que tenía una princesa y que andábamos caminando bajo la lluvia con un cielo estrellado.

viernes, 3 de agosto de 2007

Capitulo Uno: IV

-¡Estaba recogiendo una moneda que se le cayó a Ignacio y ella se vino contra mi y nos chocamos!. ¡Eso fue lo que pasó!
-¡Baje la voz alumno!
-Disculpe, director
-¿Por qué no trató de esquivarla?
-Sr., lo hubiera hecho si hubiera tenido la oportunidad y el tiempo, ¡pero cuando volteé ya estaba a un centímetro de mí!
-Espere sentado afuera con la Srta. Liliana mientras hablo con el auxiliar para ver si los sanciono.
No entendía cómo por chocarme con una chica, en el patio del colegio, en el recreo y sin que ninguno haya salido lastimado (de gravedad…porque en ese instante si me dolió) estuvieran pensando en sancionarnos.
- ¿Te pasó algo? – le pregunté a la que supuse era Liliana
- No nada… solo un raspón. Nada grave. ¿Sabes? No entiendo por qué nos quieren castigar.
- Yo tampoco...no tiene sentido... no nos hicimos nada… y no rompimos nada.
- Este colegio es raro.
-¿Es tu primer año acá?
- Si. Hola soy Lili
- Hola, yo soy......
- Santiago, te escuché mientras te presentabas
- ¿Y yo por qué no a ti?
- Porque llegaste tarde
- Cierto...
Era la primera vez que hablaba con ella, y me agradó su manera de expresarse sin saber el motivo.
- Una pregunta, siempre te veo correr, y por eso nos chocamos, pero ¿por qué corres?
- Jaja ..corro en el momento en que abren el quiosco ...no se por qué siempre lo abren a la mitad del recreo. Y si no corro se llena, y no logro comprar nada y paso hambre hasta el siguiente descanso y no me gusta eso.
Sabía que iba a ser algo obvio pero imposible de imaginar. Corriendo para ir a comprar… inimaginable, definitivamente.
Estuvimos hablando unos diez minutos hasta que el director salió y nos dijo que no nos iba a castigar, pero que tuviéramos cuidado.
¿Cuidado? ¿Cuidado con qué? me atreví a pensar.

Cuando volvimos al salón la clase de Historia estaba a la mitad, el profesor luego de abrir la puerta nos preguntó:
-¿Donde estuvieron?
-Hablando con el director - se me adelantó Lili.
-Bueno - respondió - pasen rápido y atiendan a la clase.
El profesor estaba proyectando unas imágenes, y todos se habían acercado al ecran para apreciarlas mejor. Moví mi silla para ver mejor y Lili puso la suya al costado de la mía.
Cuando terminó la clase, le dije:
- Habrá que tener cuidado como dijo el director
- ¿Cuidado? ¿Cuidado con qué?

lunes, 30 de julio de 2007

Capitulo Uno: III

Los días pasaban, y mi realidad no cambiaba mucho. Si bien ahora me hablaban con algunos, sentía esa barrera invisible. Esa sensación que te hablan sólo porque estás ahí.
Seguía sentándome en la misma banca, desde ahí tenia una buena visión de todo el patio. Ya empezaban los entrenamientos para lo que parecía, un campeonato. Y todos los días veía pasar a la misma chica corriendo. Siempre la seguía con la mirada, porque me llenaba de curiosidad por qué siempre corría.
Un día, me demoré en terminar un trabajo, y bajé tarde al patio en el tiempo de descanso. Estaba a punto de sentarme, pero escuché que a alguien se le cayeron monedas y las empecé a buscar con la mirada. Se le habían caído a Ignacio, uno de los chicos con los que más me hablaba. Me agaché a recoger una que se había caído a un agujero pequeño. Me tuve que agachar bastante: un poco más y estaba echado.
Cuando logré coger la moneda, me paré rápidamente y en ese instante alguien se tropezó conmigo. Sentí una rodilla en mi estómago e instantes después el aire de mi cuerpo, salir por mi boca. Seguido de eso, sentí una mano que me aplastaba con fuerza esos músculos que están casí llegando al hombro desde el pecho.
En ese instante lo que hice fue resistir por miedo a hacer una maniobra errónea, y tocar algo que no debía o algo así. Resistí el dolor unos segundos y de repente una cola de pelos cayó sobre mi cara: olían a champú. Olían bien.
Cuando la chica se paró, me di cuenta que era la que siempre corría en los recreos.
-Ehh..perdón, no te vi - balbuceé
-No te preocupes - me dijo sonriendo - a ti te dolió más creo ...
-Sí, definitivamente sí - le dije
-Perdón entonces - dijo sonriendo nuevamente. En ese instante volteó y siguió corriendo como si nada hubiera pasado.
-Ya deja de mirarla - me gritó Ignacio empujándome - y cierra la boca
-No la estaba mirando a ella -me defendí
-Sí, claro ...
-Oye Ignacio, ¿sabes por qué corre esa chica?
-No sé ...y recién ahora me doy cuenta que siempre hacer lo mismo ...que rara.
Ese día pensé en muchas razones para la interrogante ..pero todas carecían de lógica. Y estaba seguro que cuando me enterara, diría: "era tan obvio..."
Al día siguiente, por alguna razón mi banca desapareció, así que tuve que buscar otro lugar para sentarme.
Fue a una que estaba unos 10 metros del lugar donde siempre me había sentado. Me decidí por ese lugar porque todos los demás estaban ocupados y prefería sentarme solo. Pero cuando me iba a sentar, apareció otra chica que también se quería sentar. No la conocía ni nada, así que no le iba a ceder el asiento, y llendo en contra de la caballerosidad, me senté. Sorprendentemente ella se sentó también, y dijo: "Eres único, cualquier otra persona hubiera preguntado si me iba a sentar o no"
-Bueno...todos somos únicos ¿no?
-Si, es verdad. ¿Cómo te llamas?
-Ehh ..me llamo Santiago.
-¿En qué grado estás?
-Cuarto
-Me llamo Andrea, y estoy en 5to.
- …Hola Andrea
- Jajaja – rió – que tonta situación. Mejor busco otro sitio.
Y luego de decir eso, se paró y sin voltear se alejo a paso ligero.

Capitulo Uno: II

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Mi primer día de clases empezó mal: por primera vez en tres años mi despertador falló y no sonó. Por más que me apuré no logré llegar temprano a la inauguración del nuevo curso.
Cuando llegué la puerta del colegio ya estaba cerrada. El auxiliar me dejo pasar luego de verificar mi nombre en la lista. Me indicó donde estaba mi salón y se fue.
Empecé a caminar pensando la cara que tenia que poner para no quedar tan mal...porque ser alumno nuevo y llegar tarde el primer día nunca es bueno.
En esos minutos que duró mi camino hasta la puerta de mi nuevo salón también me puse a recordar a mis amigos que no vería más en bastante tiempo y recordando la ocasión en que rompimos un vidrio hasta que llegué a la puerta de nuevo salón.
Toqué la puerta y tragué saliva.
-¿Si? Buenos días -- me dijo el profesor.
-Buenas Sr. -- respondí -- ehhh …soy un alumno nuevo de 4to y llegué tarde.
-¿Tarde el primer día? ..Eso no es bueno --me dijo
-Si, lo se --respondí
-Bueno, pasa --me dijo, haciendo un ademán con la cabeza-- los nuevos ya se están presentando.
Cuando di mi primer paso tuve la ilusión de que alguien estuviera solo y que yo me iba a tener que sentar con él o ella. Pero no fue así. Me senté en una carpeta al fondo, solo. Antes de llegar a la que sería mi carpeta por tres meses, me di cuenta que todos me miraban como bicho raro.
-El chico que llegó tarde, por favor preséntese --dijo el profesor
¿Ahora qué digo? ¿Qué no digo? ...
-Ehh..bueno, hola a todos. Mi nombre es Santiago, tengo 15 años, me gusta leer y aunque parezca totalmente lo contrario, me encanta jugar videojuegos en la computadora, en especial los de estrategia.
Me senté y miré fijamente la pared de al frente mió hasta que dejaran de mirarme.

Pasaron las primeras horas de clase, el profesor hizo unas dinámicas de integración que (noté) no funcionaron muy bien. Me di cuenta que iba a ser un poco difícil integrarme …más aún por el hecho de llegar en 4to. Según mi teoría cuando más cerca estés a 5to cuando te cambias de colegio, más difícil es encajar.
Cuando sonó la campana del recreo no supe que era para eso. Todos empezaron a moverse rumbo a la puerta para bajar.
-Bajaré para ver qué es - pensé
Cuando vi a todos abajo, me di cuenta que era recreo. La gente reía, jugaba fútbol y básket, hablaba, comía, leía. Por un momento me sentí feliz, pero recordé que no iba a poder hacer nada de eso, no por el momento, dado que no conocía a nadie.
Me senté a ver como jugaban: era impresionante el ímpetu que le ponían a cada jugada ...algunos iban con miedo, otros con odio, otros con confianza, otros sin ver...
El arquero tapaba bien, y tenía voz de mando, desde atrás ordenaba a todo el equipo. En una de sus salidas, se chocó con una chica, que tenia pelo negro, usaba lentes, tenia un libro en la mano y un emparedado en la otra, tenia una cara alegre, y a pesar del golpe recibido se paró rápidamente y dijo "perdón" con una voz dulce, acompañado de una sonrisa. En ese instante volteó un segundo a mirarme, y vi sus ojos: no distinguí el color, pero eran raros. Era la primera vez que me daba cuenta de unos ojos cautivaban mi atención. Cuando volteó, empezó a correr y esquivó ágilmente a algunas personas en el camino, ¿por qué estará tan apurada?- me pregunté.
Cuando subimos a los salones, vi que la chica que se chocó con el arquero en el recreo estaba en mi salón. -¿no le habrá dolido el choque?
La clase de mate estaba a punto de empezar, así que me olvidé del recreo, y empecé a prestar atención a la clase.


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Capitulo Uno: I

Muy pocos saben lo duro que es mudarse a una ciudad lejana, dejar a tus amigos, dejar algunas de tus costumbres, cambiar de casa…pero lo que a mi más me afectó fue el cambio de colegio.
Las mudanzas en verano son más trabajosas. El sol multiplica tu esfuerzo y disminuye tu descanso.
Una de las cosas que son buenas y malas al mismo tiempo de una mudanza es encontrar recuerdos. Ese día encontré los regalos que me había dado una chica, con la que tuve una problemática relación. Hallé un osito que cogía un corazón que decía "te quiero mucho", ese osito fue en algunas ocasiones un "levantador de ánimo". Encontrarlo me produjo una nostalgia grande…me había olvidado que existía.
Otra de las cosas que encontré fue una carta suya. Me dio un poco de risa recordar que yo le escribir en hojas arrancadas de la mitad de mi cuaderno y le escribía con un solo color de lapicero (azul casi siempre) en cambio, ella usaba papel de colores, cortado, con stikers y lapiceros con olor.
Encontré cuadernos viejos, que estaban llenos de "tres-en-raya" en la parte de atrás. Siempre jugaba para distraerme un poco (a veces hasta jugaba solo)
Y así encontré muchas cosas más: desde monedas hasta ropa que daba por perdida o robada.
El último día en la casa, cenamos con mis papas y hermanos recordando algunos sucesos graciosos. No me gustó que recordaran mi resbalada el día de mi cumpleaños ...fue muy vergonzoso ...pero a mi también me dio risa.
Dormimos en colchones porque las camas ya estaban desarmadas y estaban listas para meterlas al camión al día siguiente.
Esa noche soñé que estaba en una casa de árbol, como la de las películas. Cuando me desperté quise dormir y soñar de nuevo pero no pude.
Cuando uno se muda siempre tiene una imagen de la casa según nos haya contado nuestros padres. Yo tenia una (casí de película) …una casa que sería perfecta para mi. Sin embargo, cuando fui por primera vez no se asemejaba mucho a mi imaginación, pero bastaba para ser feliz.
La ventana de mi cuarto daba a una pista y a unas casas, como la de casí todos ¿no? Lo primero que hice fue pensar donde poner mi cama. Tenía que tener en cuenta el lugar exacto para no caerme en las noches, que este cerca de las ventanas (y de la pita para abrir y cerrar las cortinas), tenia que tener espacio al costado izquierdo para mi velador y tenia que estar cerca a algún enchufe. Ese día me di cuenta que era medio maniático con eso.
Puse la bolsa con mi ropa en el piso, al costado de las cajas con mis cosas. Empecé a colgar algunas cosas en el ropero y busqué donde iba a poner mi escritorio. Me pasé toda la mañana y casi toda la tarde arreglando todo mi cuarto.
Cuando terminé con todo me tiré exhausto a mi cama y cerré los ojos. El dolor de la parte baja de mi espalda era terrible pero ya empezaba a disminuir.
Empecé a pensar en todas las cosas que dejaba atrás y las que podría encontrar a partir de ese día, pero el sueño me venció y por primera vez me quedaba dormido en mi nueva casa.