lunes, 17 de septiembre de 2007

Capitulo Tres: IV

pencil

Pararme al frente del salón y decir al frente de todos “te quiero Lili” me parecía demasiado extremo ...pero era mi única idea hasta el momento. Además si Lili me rechazaba iba a pasar una gran vergüenza (para ella más que para mí).
Ideé otros planes, pero todavía no podía poner en marcha ninguno. Recordé que Lili y yo no nos hablábamos desde el día su cumpleaños (cuando nos peleamos)
Pero me cansé de eso, no resistía no poder hablar con ella, así que un día decidí hacer algo. Me paré rumbo a su sitio sin haber decido qué hacer. Seguí caminando porque si volvía talvez no me iba a poder armar de valor de nuevo. Cuando llegué a su lado, le pedí un lápiz (sí, un lápiz)
Me miró un momento, volteó a buscar algo en su cartuchera y volteó sonriendo dándome el lápiz: "Toma, úsalo todo el día si quieres, pero cuídalo eh"
No pude creer la naturalidad con la que me respondió. No pude evitar sentir una paz interna al oír su dulce voz.
-Lili, sobre lo que paso ..eh ..lo que pensé sobre tu primo, yo no quería ...
-Santiago no te preocupes por eso, supongo que habrás estado de mal humor por otra cosa, no creo que hayan sido celos ni nada de eso, ¿verdad?
-¡Claro que no! ...es decir, tu eres mi amiga y todo eso pero yo …este ..nada que ver esas cosas que ser más que amigos porque ...ehh ....¿tu entiendes no?
-La verdad Santiago, no te entendí nada.
Me fui caminado a mi sitio rápido, podía sentir como me quemaba la cara y recordaba como me había temblado la voz cuando Lili mencionó lo de los celos. "Ojalá no se haya dado cuenta"
Pasaron unas dos horas, y Lili se acercó y me dijo: "Santiago se me perdió mi otro lápiz, necesito el que te presté"
-Toma, yo tengo uno.
-¿Entonces por qué me pediste uno?
No le podía decir que solo fue para poder hablar con ella, así que le dije que se me había perdido el mío y que nadie tenia un lápiz para prestarme cerca mío, así que se lo pedí a ella
-Aya, eso fue ...¿Santiago estás enfermo?
-No, me siento bien... ¿por qué lo dices?
-Porque cuando me pediste el lápiz de un momento a otro te pusiste rojísimo ...y no sé, creí que era porque estabas enfermo.
En ese momento sentí que me quemaba la cara de nuevo
-No me siento mal...así que mejor anda a tu sitio antes que le profesor te llame la atención.
-Jajaja, está bien...no te vayas a enfermar por favor. Luego vas a hacer que todos nos contagiemos. Y deberías ir al médico, te estás poniendo rojo de nuevo.
Antes de que dejara de seguirla con la mirada, vi como buscó algo en una cartuchera de Claudia (que no estaba en su asiento en ese momento). Sin antes poder descifrar qué estaba haciendo, sacó un lápiz diciéndome: “Mira, acá hay un lápiz y cerca de ti”. Me dedicó una sonrisa de satisfacción y luego se fue caminando.

2 comentarios:

V. Schiariti dijo...

por finnn. moría de ansiedad!

me encanta esta historia, me trae tantos recuerdos de mi pasado. me acuerdo cuando yo también me ponía colorada por vergüenza o le pedía a él una lapicera sólo para hablar...

saludoss, vic

V. Schiariti dijo...

QUIERO SABER COMO SIGUE! POR FAVORR. ME DESESPERO, SOY MUY ANSIOSA....................