jueves, 30 de agosto de 2007

Capitulo Tres: III

Nunca me había sentido tan tonto. Me sentía mal por Lili también, conocer a un gran idiota como yo nunca había sido bueno para nadie.
Me di cuenta que en ese momento, había actuado como lo que me dijo Lili: un idiota, un estúpido.
Peor aún, todos iban a saber lo que al parecer sentía por ella, mi reacción había sido demasiado obvia: Lili se iba a enterar, se iba a poner indiferente y ya no me iba a hablar. Ya no iba a poder caminar con ella bajo la lluvia, ya no iba a poder ver las estrellas con ella, ya no iba a poder coger su mano...
¿Qué iba a ser? No lo sabía...al parecer ahí iba a terminar mi "historia" con Lili. A pesar de que no gritó, pude ver su enfado en sus ojos, esos ojos que siempre me vieron con alegría, me miraron con odio.
Decidí esperar un tiempo, que se le baje el enojo y que tal vez entendiera el porqué de mi reacción: quería que entendiera que estaba enojado por otra cosa y que me descargué con ella sin querer. Tal vez de esa manera me iba a poder perdonar.
Quería dejar de ir al colegio, no podía aguantar la vergüenza: todos me miraban. Todos menos Lili, ella era la única que no me miraba...y de ella era la única que quería la mirada. Estaba desolado.
Cada vez que prendía la radio, las canciones eran las exactas para hacerme sentir peor.
Traté de seguir como si nada, pero no podía, la mirada siempre se me desviaba hacia donde Lili se sentaba, y espera para ver si es que volteaba, pero nunca sucedida.
Nuestro tutor hizo un cambio de sitio ya que todos los profesores se quejaban de nuestro desorden, y me tocó sentarme con una chica llamada Claudia. Lili se sentaba a cuatro asientos del mío.
Pasaban los días, y todo volvía a la normalidad. Me hice buen amigo de Claudia, siempre me tenía escuchándola sobre alguna de sus cosas, y poco a poco me di cuenta que era una buena persona, un poco irresponsable, pero buena persona. Unas dos semanas después me preguntó sobre Lili, le negué todo sobre mis sentimientos hacia ella, pero me dijo que una vez escuchó que Lili se sentía triste porque había dejado de ser mi amiga. No le creí pero tampoco no le creí...lo deje en algo posible.
Nuestra aula de clase tiene una columna de soporto en la parte de atrás, al frente de la pizarra. Un día, al sonar el timbre del recreo, decidí cortar camino por detrás de la columna, pero no me percaté que Lili estaba haciendo lo mismo en sentido contrario. Nuestras miradas se cruzaron un segundo pero ella bajó la suya rápidamente. Como acto reflejo, decidí ir por delante de la columna pero Lili pensó lo mismo. Nos encontramos de nuevo y esta vez estuvimos más cerca de chocarnos. Yo me quedé unos segundos ahí, estático sin saber qué hacer. Ella, en cambio, ágil y velozmente pasó por detrás de la columna. Yo seguí mi camino mientras pensaba, sin atreverme a voltear atrás, qué pensaría Lili de la situación en que estuvimos hace tan solo unos instantes.
Esa tarde, volví a mi casa todavía sorprendido por el incidente de la columna. Me tiré a mi cama y me tapé la cabeza con la almohada.
Luego de unos instantes, una sonrisa que nadie vio se dibujó en mi rostro. Por fin había decidido algo: iba a conquistar a Lili, no iba a dejar que se aleje de mí, porque aunque lo negara a diestra y siniestra, me gustaba Lili.

domingo, 26 de agosto de 2007

Capitulo Tres: II

¿Cómo le podía gustar ese tipo? Esa fue la pregunta que estuvo rondando en mi cabeza una y otra vez. No podía dejar de pensar en eso. y ¿por qué estaba Lili tan feliz, desde cuándo le gustaba ese chico? Nunca la había visto hablar con él, ¿desde cuándo era tan amiga de él?
Traté de hacer las tareas, pero no podía, no dejaba de pensar en Lili. Decidí irme a dormir. Pensé un largo tiempo pensando en Lili, en su sonrisa tan mágica, en su forma de hablar, en su manera de pensar, en su felicidad bajo la lluvia.
Desperté en la madrugada, mis libros seguían en mi cama y me faltaba hacer mucho todavía. Empecé a hacer las tareas que iba a tener que presentar más tarde. Pude dormir sólo una hora, y camino al colegio pude sentir mi irritabilidad.
Llegué al colegio, y vi al chico que abrazó a Lili, estaba sonriente contándoles cosas a sus amigos.
Vi a Lili: ella también estaba feliz. Estaba riendo junto con una amiga.
Fui a los casilleros a sacar una carpeta que iba a necesitar, y escuché mi nombre. Volteé y vi que Lili me saludaba con su mano y sonriendo. Le devolví el saludo pero no pude sonreír, todo lo que había pasado en tan poco tiempo me afectaba.
Sonó el timbre de inicio de clases, y me apuré para no quedarme afuera. Ingresé al salón lentamente, pensando en qué tal vez lo de Lili no era lo que pensaba, se encendió mi esperanza.
El cansancio que tenía no me permitió entender las clases de todo el día, por lo que el timbre del receso tuvo un extra de felicidad para mí. Fui al baño a mojarme la cara y el pelo para que me ayude a mantenerme despierto. Caminé rumbo a donde siempre me sentaba, y volteé a mirar donde estaba el kiosko y busqué Lili con la mirada y la encontré luego de unos segundos. Luego de otros segundos, llegó el chico que estuvo en la salida con ella, le dio muy alegremente un beso en la mejilla y después la abrazó. Ella más alegre todavía, muy sonriente le devolvió el abrazo.
No pude mirar más y volví la mirada antes de empezar a caminar sin rumbo hasta que terminó el descanso.
Volvimos a los salones, y el profesor de matemáticas ordenó que se formaran grupos de cinco, Ignacio estaba a mi costado y le dije que si quería ser de mi grupo. Me dijo que si. Le pedí ayuda para buscar a otros 3 integrantes. Llamó a Lili.
-No, no...a ella no
-Pero por qué - me preguntó Ignacio
No le podía responder, así que atiné a decir que ya no importaba. Lili trajo 2 amigas al grupo, y me pidió sentarse a mi costado.
-Con tal que tu amigo no me vaya a hacer nada - le respondí
-¿Qué amigo? - me preguntó extrañada Lili
-Con el que te abrazas siempre
-¿Qué?
-Si, el que te estaba abrazando a la salida de ayer y el que te abrazó y besó en el receso de hoy.
-Santiago, qué poco me conoces, no pensé que pensaras eso de mi. No conozco a nadie en este colegio ni 2 meses en el colegio, y ¿crees que puedo estar de novia con un chico?
-¿Qué quieres que piense? - le repliqué - ese chico te abraza y estás más feliz que nunca.
-Santiago, ¡eres un idiota! Ese chico es mi primo y me estaba abrazando ayer por ser víspera de mi cumpleaños y hoy me besó y abrazó por ser el día de mi cumpleaños. Y tú ni me has saludado, ¡estúpido!
Nunca me esperé esa respuesta. Después de que terminó de hablar, traté de disculparme, pero sólo pude balbucear unas palabras sin sentido.
Lili levantó la mano y se fue caminando rumbo donde estaba el profesor, el cual había dicho que faltaba un integrante para un grupo, y ella fue. Ella se fue.
Todo el grupo (incluido Ignacio) me miraban con cara de desaprobación, sus ojos me fulminaban una y otra vez, era como si todos hubieran hecho lo mismo que Lili , ¿tan mal reaccioné?
Cuando terminó esa clase, traté de hablar con Lili
-Lili, ¿podemos hablar? - le pregunté
- No - dijo abriendo apenas la boca y moviendo la cabeza de izquierda a derecha
Inmediatamente volteó y salió del salón. Me quedé con las palabras en la boca.
-Perdón por decir eso, estaba tan cansado que dije cosas que no quería, perdón Lili - fue lo que dije en voz muy suave, pensando que tal vez Lili lo iba a escucha.
Todo el día traté de articular una buena disculpa, pero cada una sonaba peor que la anterior, así que decidí hacerlo simple, iba a decir lo mismo que le dije en voz baja (y tal vez algo más)
Trate de hablar con ella nuevamente a la hora de salida, pero no la vi por ninguna parte, pregunté a varias si la habían visto, pero las respuestas eran negativas.
Ya se había ido.

domingo, 19 de agosto de 2007

Capitulo Tres: I

Poco a poco me iba dando cuenta que no era tan difícil adaptarse. Con Lili e Ignacio pasaba el mayor tiempo posible porque no quería estar solo, pero ellos a veces "desaparecían" y no sabía dónde estaba. Y me tenia que sentar solo y sentir esa soledad tremenda, que día a día iba disminuyendo a pesar de que habían días en que venía con fuerza.
Decidí hacer más amigos ...o al menos conocidos, y empecé en la clase de lenguaje.
-Hola, eehh ...cómo te llamas? - me animé a preguntar a un chico
-Adriano
-Hola, me llamo Santiago
-Te felicito
- …
Me dio más rabia que otra cosa...odiaba a la gente tan mal educada como Adriano. Podría haber sido cortés pero no ...un poco más y me insulta. Por más que quería no podía dejar de mirarlo, lo miraba con ganas de que mis ojos tiraran fuego o algo para hacerle daño o algo así. Luego de un rato, me di cuenta de lo tonto que estaba actuando y decidí dejarlo de hacer.
Aunque dije que eso no me iba a importa, opté por no hacerlo más para no parecer un chico que no tenia amigos...porque esa fama iba a hacer que de verdad no tuviera amigos.
Le conté a Lili lo que me había pasado y me dijo que no me preocupara: "Mejor que conozcas a la gente de ese tipo desde el principio, porque hacerlo después es una gran decepción"
La chica que se sentaba con Lili faltó al colegio ese día, por lo que me senté con ella para hablar mientras llegaba el profesor.
El profesor no llegó nunca, y me pasé 2 horas hablando de todo con ella, desde lo que íbamos a ser cuando crezcamos hasta lo que hacíamos de pequeños. Teníamos muchas cosas en común.
Mientras hablaba con ella, recordé un episodio de mi vida. Recordé el trágico día en que murió un primo. Lo recordé porque Lili dijo que tenía miedo de morir atropellada. Gabriel, mi primo, murió porque un conductor ebrio invadió la acera en que camina tranquilamente mi primo.
Sonó el timbre de la salida, y me demoré un poco guardando mis cosas en mi casíllero. Quería salir rápido para tratar de volverme con Lili, como el día que llovio: me gustó mucho conocer a una chica que le gustara caminar bajo la lluvia.
Mientras bajaba las escaleras y me dirigía a la puerta, pensé en todas las cosas que nos podían pasar. Desde encontrarnos una billetera llena de dinero hasta…hasta morir atropellados.
Cuando salí del colegio, vi que el chico que me tiró al piso una vez en basket, estaba abrazando a Lili y ella se veía muy feliz. Ambos estaban hablando con un grupo mixto que no tenía uniforme.
En ese momento no entendí. No entendía por qué la felicidad de por fin irme a casa se había convertido en un sentimiento raro, como de tristeza con rabia.
No esperé a nadie y nadie me esperó a mí. Esquivé las posibles miradas de Lili y me fui caminando rápidamente. Mientras miraba por el vidrio del bus, cayeron unas gotas y creí entenderlo. Me gustaba Lili y esos sentimientos raros... eran celos.

miércoles, 15 de agosto de 2007

Capitulo Dos

Cuando me dieron la noticia que nos íbamos a mudar, me sentí mal y bien al mismo tiempo.
Iba a dejar mis amigos, y el lugar en el cual había vivido toda mi vida. Iba a tener que limpiar bien mi casa por última vez e iba a tener que cambiarme de colegio.
Sin embargo, iba a poder empezar de nuevo, oportunidad que no todos tiene. Iba a poder hacer cosas que no hacia antes porque estaban "marcadas" o porque tenia miedo a las opiniones de mi cambio.
¿Por qué el miedo al cambio? No lo sabía.
Otra cosa buena, es que iba a poder estar en el colegio sin que esperaran que me saque las mejores notas. Eso iba a ser un gran alivio.
Me guardé la noticia unos días antes de comunicarla a mis amigos, pensaba no decirles nada y empezar completamente de nuevo. Esa era la decisión que quería tomar, irme sin decir nada. Pero no podía hacerlo, los iba a extrañar.
El día que decidí decirles, tenía miedo de llorar. No quería parecer muy sentimental pero tampoco quería parecer un "sin sentimientos"
No sabia si decirlo al frente del salón o decirlo sólo a algunos, aunque no quería lo segundo para que los otros no se resintieran. Lo último que quería era irme con alguien con un resentimiento contra mi.
"Se preguntarán que hago acá al frente, bueno…les tengo una noticia que prefiero la escuchen todos al mismo tiempo: el próximo año no voy a estar en este colegio, ni en esta ciudad...me voy este fin de semana. Les quería decir a todos gracias, gracias por todo y ya les estaré enviando una postal." Lo último que dije fue para terminar en tono de broma y cortar el momento incómodo.
Estuve hablando con mis amigos sobre los detalles de mi partida. Me despedí de ellos con la promesa de volver algún día.
Estaba seguro de que no me iba a afectar porque ni que fuera algo tan difícil de superar…solo me iba a cambiar de ciudad e iba a dejar de ver a todos mis amigos con los que había crecido…no había entendido que si sentía miedo de tan solo perder un amigo (de los pocos que tenía) iba a ser mucho peor el no tenerlos.
La compresión que había tenido al escuchar a mis padres la decisión, que habían tomado sin consultarnos a nosotros los hijos, se desvaneció y empecé a maldecir y maldecir mientras me llenaba de impotencia. ¿Por qué nos tenemos que ir si acá estamos bien? ¿Por qué nos tenemos que ir justo ahora, no podemos irnos a fin de año? ¿Por qué a mí? ¿Por qué, por qué y por qué…?
Sin darme cuenta mis ojos empezaron a humedecerse por la rabia y la planta de mi zapato empezó a aparecer en las paredes. Lamenté haber pateado la pared porque luego tuve que limpiarlas.
Resignado me tiré en mi cara boca abajo. No quería dormir porque eso significaba que me iba a despertar y que se iba a iniciar un nuevo día, es decía, iba a tener un día menos con ellos, mis pocos amigos.

Esa noche me demoré en dormir. Mi memoria hizo exactamente lo que no quería que hiciera: recordar. Y es que es así, siempre cuando tratamos de evitar algo con la mente se nos viene más. Por eso esa canción que tanto odíaba se me llegó a pegar, y la llegué a tararear. Esa canción fue la que tanto le gustaba a todos en el salón, y fue por ella que hablé por primera vez con Carolina.

- Dejen de cantar esa canción por favor – le dije – es horrible.
-¿Qué? – me respondió – Nada que ver, esa canción es lo máximo.
-Será todo lo que quieras, pero no la cantes.
-Aún no me respondes… la la la la – cantó al ritmo de la referida canción
-¿Sabes qué? – le dije luego de pensar un poco mi respuesta – cántala más fuerte. Quiero que la cantes para mí por favor.
Luego de pedirle que la siga cantando lo dejó de hacer. La había puesto en una posición incómoda frente a los demás. A partir de ese día empecé a hablar más con ella. 

Antes de quedarme dormido, pude recordar el día en que tuvimos el examen final de matemática y me olvidé mi calculadora. No podía hacer ni la mitad del examen la calculadora, llegué a tal extremo de desesperación que estuve a punto de entregar mi examen sin resolver la mitad de este.
-Toma la mía por mientras – me dijo – termina tu examen y de ahí me la pasas, de todas maneras no sé muy bien el tema y ni con calculadora podré sacar una buena nota.
No le agradecí porque vi que la profesora había volteado a ver de donde provenía la voz que perturbaba el silencio del aula. Luego del examen, por diversos acontecimientos, no le pude agradecer profundamente su ayuda.

El sonido del despertador, el que no sonaría mi primer día en el nuevo colegio, me despertó esa noche. Mi hermano lo había utilizado la noche anterior por razones que no recordaba pero se había olvidado (no me quiso gastar una broma) y no lo puso a mi hora habitual. Eran las 3:47am y yo estaba despierto en mi cama nuevamente.

Santiago, me había llamado mi tutora, he recibido un reporte de algunos profesores y he podido ver que has bajado tus notas …¿pasa algo?
No le pude decir nada. Cómo le iba a decir que simplemente se me habían quitado las ganas de estudíar, las ganas de leer, las ganas de hacer cualquiera cosa. Era a lo que yo llamaba “flojera de fin de año” pero que no era más que una manera de expresar lo mal que me sentía.

Yo quería ir a la reunión de fin de año, pero no se los dije a mis padres. El viaje estaba programado para el día siguiente del que terminaba mis clases. Casí no iba a tener tiempo de empacar. Aparte de tener poco tiempo, el clima no ayudaba mucho. Aunque esperé a la noche para empacar con más ganas, el calor hizo lo mismo: me atacó con más ganas en la noche, o al menos eso fue lo que sentí.
Luego de una última cena en familiar, subí a mi cuarto y me dormí en mi colchón (las camas ha estaban desarmadas) siendo esa la última vez que dormía en el cuarto en que escondí mi examen reprobado de matemática.


tears

viernes, 10 de agosto de 2007

Capitulo Uno: VI

La lluvia tuvo un efecto revitalizante en mí. Me fue muy bien en la clase y en el examen de historia. Luego de la prueba el profesor dejó un trabajo en grupo, era una investigación sobre La cultura incaica, y para mi buena suerte, me tocó con Ignacio, Lili y una chica más.
Mientras el profesor nos dio tiempo para ponernos de acuerdo, nos la pasamos hablado la mayor parte del tiempo de todo, excepto del trabajo.
Mientras hablábamos, por un momento me sentí como si estuviera con mis amigos de antes, pero recordé que conocía mucha gente con la que me reía en mi antiguo salón y que no eran mis amigos. Sin embargo, me di cuenta que no podía estar tan lejos de tener amigos de verdad (¿o si?)
Ese día decidí tampoco quedarme a los entrenamientos de básket, y me fui a mi casa temprano para hacer el trabajo de historia.
Estaba caminado, y de repente, alguien me empujó y caí al piso. Me preparé para pelear, pero cuando vi a la persona que me había empuja me sorprendí.
-Perdón, perdón …no quería que te cayeras ..-me decía- solo quería darte un empujoncito
-No te preocupes Lili, no me lastimé. Pero no lo vuelvas a hacer, estaba preparándome para pelear o algo así.
-Ay Santiago, no seas violento. En fin ..¿no te quedas al entrenamiento de basket?
-Hoy no, me da flojera y quiero tener tiempo para lo del trabajo de historia.
-Jaja, más te vale que sea bueno.
-¿O sino qué? - la reté
-O sino... mmmm... sino la próxima vez... ya pensaré en algo – dijo sonriendo como la vez que se chocó con un chico mientras iba a comprar al quiosco
-Vas a la parada de buses - le pregunté
-Hoy no. Hoy me voy caminando a mi casa, y ojalá llueva como ayer
Le gustaba caminar bajo la lluvia, pensé que era el único...no se por qué a la gente no le gusta mojarse un poco.
-Tienes que tomar bus para ir a tu casa - preguntó
-Puedo ir caminando, pero me queda un poquito lejos.
-No seas flojo, caminar es bueno para la salud, además es mejor tener una conversación bajo la lluvia, que una simple caminata.
-Cierto - le dije - pero mucho mejor es caminar bajo una lluvia cuando hay un cielo estrellado.
Ese día no llovió, y menos mal…porque estaba un poco resfriado por lo de la noche anterior, sin embargo disfruté la caminata. Ese día me di cuenta que esa ciudad no era tan gris y alta como mi antigua ciudad. Era una ciudad poco destruida por el deseo expansivo y económico del hombre.

Capitulo Uno: V

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Tuve mi primera clase de deportes. La primera había sido suspendida porque el profesor faltó.
Tenía miedo. En mi antiguo colegio era de los más alto, en mi nuevo colegio era "del promedio". El profesor a primera vista no me agradó: tenia una arruga en la frente muy notoria (de las que salen cuando se enoja la gente)
Como era costumbre al parecer, había un partido de basket y uno de hockey para que el profesor analice los posible integrantes de los equipos escolares.
Nunca había jugado hockey, y eso lo tuvo que aprender mi equipo después de perder 1-6. En basket estaba mucho más tranquilo, sabía que no iba a ser el dueño de los insultos por jugar mal. El partido se desarrollaba con normalidad hasta que corriendo, uno de los chicos más altos y robustos, se me cruzó y me hizo caer al suelo. La caída no me dolió, me dolió que sin haber hecho nada malo me haya hecho eso. Tuve ganas de retarlo o decirle algo, pero decidí no hacerlo pare evitar otro problema, después del incidente con Lili.
El día transcurrió con cierta inclinación a que todo me salga mal... no me salían los cálculos en matemática, erraba los literatos de las obras en literatura, y no recordaba las fechas en historia.

Decidí no quedarme a ningún entrenamiento. Había sido un mal día y lo mejor era terminarlo pronto.
Llegué a mi casa con un sentimiento mezclado de tristeza y rabia, el día no me había gustado. Tenia ganas de gritar hasta que se me fuera la voz.
Al llegar a mi casa, comí, y me dormí de inmediato.
Me desperté porque algo estaba golpeando repetidamente la ventana. No tenia idea que podía ser, vi mi reloj que me señaló las 10:07pm y abrí la cortina para ver qué era lo que golpeaba la ventana.
Cuando vi detrás de la cortina, vi un paisaje nuevo para mí pero que me gustó: un cielo estrellado y una lluvia poco intensa. En ese instante cogí un pedazo de papel y un lápiz y traté de escribir un buen poema. Después de eso, subí corriendo al techo, para mojarme mientras veía la lluvia. Sentía mucho frió, pero era un momento deseado para mí. Siempre quise que pasara eso cuando era pequeño, pero nunca pasó.
Me bajé después de medía hora, no me quería enfermar y tener que faltar el viernes...tenía prueba de historia.
Me quedé estudiando hasta las 12. Cuando me dormí soñé que tenía una princesa y que andábamos caminando bajo la lluvia con un cielo estrellado.

viernes, 3 de agosto de 2007

Capitulo Uno: IV

-¡Estaba recogiendo una moneda que se le cayó a Ignacio y ella se vino contra mi y nos chocamos!. ¡Eso fue lo que pasó!
-¡Baje la voz alumno!
-Disculpe, director
-¿Por qué no trató de esquivarla?
-Sr., lo hubiera hecho si hubiera tenido la oportunidad y el tiempo, ¡pero cuando volteé ya estaba a un centímetro de mí!
-Espere sentado afuera con la Srta. Liliana mientras hablo con el auxiliar para ver si los sanciono.
No entendía cómo por chocarme con una chica, en el patio del colegio, en el recreo y sin que ninguno haya salido lastimado (de gravedad…porque en ese instante si me dolió) estuvieran pensando en sancionarnos.
- ¿Te pasó algo? – le pregunté a la que supuse era Liliana
- No nada… solo un raspón. Nada grave. ¿Sabes? No entiendo por qué nos quieren castigar.
- Yo tampoco...no tiene sentido... no nos hicimos nada… y no rompimos nada.
- Este colegio es raro.
-¿Es tu primer año acá?
- Si. Hola soy Lili
- Hola, yo soy......
- Santiago, te escuché mientras te presentabas
- ¿Y yo por qué no a ti?
- Porque llegaste tarde
- Cierto...
Era la primera vez que hablaba con ella, y me agradó su manera de expresarse sin saber el motivo.
- Una pregunta, siempre te veo correr, y por eso nos chocamos, pero ¿por qué corres?
- Jaja ..corro en el momento en que abren el quiosco ...no se por qué siempre lo abren a la mitad del recreo. Y si no corro se llena, y no logro comprar nada y paso hambre hasta el siguiente descanso y no me gusta eso.
Sabía que iba a ser algo obvio pero imposible de imaginar. Corriendo para ir a comprar… inimaginable, definitivamente.
Estuvimos hablando unos diez minutos hasta que el director salió y nos dijo que no nos iba a castigar, pero que tuviéramos cuidado.
¿Cuidado? ¿Cuidado con qué? me atreví a pensar.

Cuando volvimos al salón la clase de Historia estaba a la mitad, el profesor luego de abrir la puerta nos preguntó:
-¿Donde estuvieron?
-Hablando con el director - se me adelantó Lili.
-Bueno - respondió - pasen rápido y atiendan a la clase.
El profesor estaba proyectando unas imágenes, y todos se habían acercado al ecran para apreciarlas mejor. Moví mi silla para ver mejor y Lili puso la suya al costado de la mía.
Cuando terminó la clase, le dije:
- Habrá que tener cuidado como dijo el director
- ¿Cuidado? ¿Cuidado con qué?