viernes, 12 de octubre de 2007

Capitulo Cuatro: III

Al día siguiente, tenía que ir al hospital para visitar a un prima que tenia un problema estomacal. Estaba preocupado por ella, pero también estaba triste: no iba a poder ver a Lili hasta pasado el fin de semana.
Tenía en un papel el número de la habitación, pero no entendía bien. Era "431" ó "437".
-Bueno, buscaré en las dos - pensé
Se me ocurrió preguntar en recepción sobre mi prima, pero el sistema de datos estaba dañado y no me pudieron dar el dato. Sólo me dijeron como llegar al cuarto piso. "Usa las escaleras o el ascensor". Preferí usar las escaleras...siempre me dio un poco de pavor ir en ascensores.
La primera habitación era la 430, al frente estaba la 431. Antes de entrar, fui a comprar un peluche. Pensaba comprar chocolates que tanto le gustaban a mi prima, pero no vendían. Compré un osito con el mensaje "Que te mejores".
Entré a la habitación "431" y allí estaba, pero estaba echada de costado dándome la espalda. La vi rara...tenía el pelo distinto y la veía un poco más alta.
- "Esto me pasa por no visitar a mi tía casi nunca, ya ni veo crecer a mi familia"
Me acerqué silenciosamente para ver si estaba despierta o no, pero me tropecé con una loseta que estaba media rota e hice el ruido que estaba evitando.
Vi que se despertó, e hizo los sonidos de cuando uno recién se despierta ...algo como un "mmmm". Empezó a voltear y me di cuenta que no era ella. En menos de un segundo mi corazón empezó a palpitar rápidamente y sentí un retorcijón en el estomago. Era Lili.
- ¡Santiago! - exclamó alegre Lili - ¿qué haces aquí?
No sabía qué hacer...no sabía si decirle la verdad, que la había encontrado de casualidad o decirle que la había ido a visitar a ella. Estaba petrificado. Las palabras no salían de mi boca. No podía ni decir hola...no podía ni...no podía hacer nada
- ¿Santiago? ...¿estás bien? Creo que tu deberías ser el que está en una cama del hospital
- Eh, sí...estoy bien - reaccioné - es sólo que...Nada. Olvídalo. No hablemos de mí. La que importa acá eres tú. ¿Qué te pasó? ¿Por qué estás aquí?
- ¿No sabes? - me preguntó - ¿Entonces cómo sabías que estaba aquí?
Recurrí a una frase que había visto en una película hace poco.
- Mis fuentes me dijeron que estabas aquí - mentí - pero no me dijeron qué te había pasado.
- ¿Tus fuentes? jajaja - rió Lili - ¿quiénes son tus fuentes?
- La identidad de las fuentes jamás se revelan - respondí
Estuvimos hablando un rato sobre lo que le había pasado. Había tenido apendicitis. Y me hizo recordar que cuando se puso roja me había dicho que le dolía el estómago. Fallé al creer que se había puesto roja por mí y por ella sufrió. Lili sufrió por mi culpa, si le hubiera hecho caso le hubiera recomendado que pasara por la posta médica y así le iban a detectar la apendicitis y talvez ya no iba a…
- Ohhhh - exclamó Lili de repente, despertándome de mis pensamientos.
Me asusté. No tenía idea por qué había dicho eso
- ¿Eso es para mi? - preguntó Lili
- ¿Qué cosa es para ti? - le pregunté extrañado.
- Ay Santiago, no te hagas el loco. ¿El osito que tienes en la mano es para mí?
En ese momento, volvió la desaparecida sensibilidad en mi mano, porque volví a sentir el peluche en mi mano.
- Ehh ..sí, sí es para ti - le dije con una tímida sonrisa. Y volví a sentirme que me estaba poniendo rojo
- ¡Gracias Santiago! - dijo muy feliz Lili - Santiago ven, acércate.
No sabia lo que hacia. Caminé lentamente hacia ella. Cuando estaba al costado de su cama, Lili se sentó en la cama y me abrazó. Al principio sólo ella me estaba abrazando. Pero luego yo cerré mis brazos al rededor de ella. Y nos abrazamos.
- Gracias - me dijo Lili - he estado acá sola casi todo el tiempo. Mis padres no han podido venir por el trabajo y todo eso...y nadie más había venido. Gracias.
Me separé de ella. Se lo tenía que decir
- Lili, te tengo que decir algo. Yo...
- No Santiago, no lo digas - me cortó Lili - por el tono de cómo lo dices es algo que puede malograr este momento así que no me lo digas. Sea lo que sea no importa. Lo importante es que estás aquí.
Esta vez, yo fui el que la abrazó. Lo que me había dicho había sido hermoso.
Dejé de abrazarla, y le cogí la mano, al principio ella se asustó un poco, pero luego ella también apretó mi mano. Estaba decido a hacerlo, la miré a los ojos... pero en ese instante llegó una enfermera y nos soltamos.
- La hora de visitas ya terminó, tiene que retirarse - dijo en un tono severo la enfermera
- Bueno Lili, me voy - le dije - nos vemos el lunes.
Sin más me fui porque estaba en un estado de no sé qué...me fui caminado rápidamente, y sólo volteé cuando estaba en la puerta para decirle "adiós" con la mano. Ella hizo lo mismo.
Después de eso, salí del hospital, pensando en lo que iba a decir por no haber visitado a mi prima.

1 comentario:

V. Schiariti dijo...

OHH, NOO! QUE MAAAL, QUE TRAGICO. TENGO UNA AMIGA QUE UNA VEZ TUVO APENDICITIS Y ME TRAUME. LA IBA A VISITAR TODOS LOS DIAS Y LE LLEVABA CARTITAS DICIENDOLE QUE SE MEJORARA.
RE QUE NO SE VAN A VER EL LUNES... LE QUEDAN VARIOS DIAS DE REPOSO DESPUES DE LA OPERACION.