domingo, 21 de octubre de 2007

Capitulo Cuatro: IV

Qué situación había vivido con Lili ese día. No pude dormir casi nada. Recordaba una y otra vez lo cerca que había estado de decírselo. De decirle que la quería, que era todo para mí.
Esperaba con ansias el lunes, para poder volverla a ver. Pensé en lo que le iba a decir. Había tomando su mano y ella la mía. Pero no nos alcanzó el tiempo de decirnos nada. Nos quedamos ambos "en el aire". ¿La tenía que saludar como siempre? ¿Tenía que decirle algo más? ¿Podía contar lo que pasó entre nosotros? ¿Qué pensaba ella de lo que pasó? Tantas preguntas rondaban en mi cabeza...
Fui el lunes al colegio, busqué una posición para que mientras hablaba con mis amigos, pudiera ver a los que llegaran al colegio (sólo me importaba si llegaba Lili). Estuve esperando hasta que tuve que subir a los salones. Lili no llegó.
El martes tampoco llegó, y me di cuenta que era por el posible descanso médico que le dieron después de la operación.
Tuve que ir de nuevo al hospital, para esta vez si visitar a mi prima. Fui sólo un ratito donde mi prima, me fui con la excusa de tener que hacer un trabajo. Cuando fui a la habitación donde estuve hablando con Lili la vez pasada, ya no estaba. Estaba una señora que nunca había visto en mi vida. Me sentí mal por mi prima, haber cambiado a la familia por una chica. Fui de nuevo donde mi prima, me dije que me había equivocado, que mi trabajo era para la próxima semana. Estuve hablando con ella hasta que la enfermera me botó.
Cuando volví a mi casa, me puse a pensar en Lili de nuevo. Al menos al día siguiente iba a ir al colegio...porque ya no estaba en el hospital. Leí un poco para una práctica que iba a tener al día siguiente. Quise leer más, pero me dio hambre. Fui a la cocina por algo de comer y me puse a ver televisión. Cambié al canal de noticias, y el titular era : "Niña muere en hospital por complicaciones postoperatorias de la apendicitis".
Mi corazón dio un vuelco tremendo y empezó a latir rápidamente. El pan que tenia en la mano se cayó al piso, pero no me importó. Subí el volumen, y empezé a escuchar atentamente. La reportera explicaba lo que había sucedido, y mi corazón palpitaba aún más fuerte, parecía que se iba a salir. Miles de imagen es pasaron por mi mente, desde que Lili se cayó encima mío hasta que me despedí de ella en la puerta de la habitación del hospital...
Una lágrima se deslizó sobre mi mejilla cuando dijeron que había estado en la habitación 501. Me senté en el suelo, apoyé los brazos en el suelo, apoyé mi cabeza en mi hombro izquierdo y respiré aliviado, feliz...porque de haber sido Lili, no sé lo que hubiera hecho.

viernes, 12 de octubre de 2007

Capitulo Cuatro: III

Al día siguiente, tenía que ir al hospital para visitar a un prima que tenia un problema estomacal. Estaba preocupado por ella, pero también estaba triste: no iba a poder ver a Lili hasta pasado el fin de semana.
Tenía en un papel el número de la habitación, pero no entendía bien. Era "431" ó "437".
-Bueno, buscaré en las dos - pensé
Se me ocurrió preguntar en recepción sobre mi prima, pero el sistema de datos estaba dañado y no me pudieron dar el dato. Sólo me dijeron como llegar al cuarto piso. "Usa las escaleras o el ascensor". Preferí usar las escaleras...siempre me dio un poco de pavor ir en ascensores.
La primera habitación era la 430, al frente estaba la 431. Antes de entrar, fui a comprar un peluche. Pensaba comprar chocolates que tanto le gustaban a mi prima, pero no vendían. Compré un osito con el mensaje "Que te mejores".
Entré a la habitación "431" y allí estaba, pero estaba echada de costado dándome la espalda. La vi rara...tenía el pelo distinto y la veía un poco más alta.
- "Esto me pasa por no visitar a mi tía casi nunca, ya ni veo crecer a mi familia"
Me acerqué silenciosamente para ver si estaba despierta o no, pero me tropecé con una loseta que estaba media rota e hice el ruido que estaba evitando.
Vi que se despertó, e hizo los sonidos de cuando uno recién se despierta ...algo como un "mmmm". Empezó a voltear y me di cuenta que no era ella. En menos de un segundo mi corazón empezó a palpitar rápidamente y sentí un retorcijón en el estomago. Era Lili.
- ¡Santiago! - exclamó alegre Lili - ¿qué haces aquí?
No sabía qué hacer...no sabía si decirle la verdad, que la había encontrado de casualidad o decirle que la había ido a visitar a ella. Estaba petrificado. Las palabras no salían de mi boca. No podía ni decir hola...no podía ni...no podía hacer nada
- ¿Santiago? ...¿estás bien? Creo que tu deberías ser el que está en una cama del hospital
- Eh, sí...estoy bien - reaccioné - es sólo que...Nada. Olvídalo. No hablemos de mí. La que importa acá eres tú. ¿Qué te pasó? ¿Por qué estás aquí?
- ¿No sabes? - me preguntó - ¿Entonces cómo sabías que estaba aquí?
Recurrí a una frase que había visto en una película hace poco.
- Mis fuentes me dijeron que estabas aquí - mentí - pero no me dijeron qué te había pasado.
- ¿Tus fuentes? jajaja - rió Lili - ¿quiénes son tus fuentes?
- La identidad de las fuentes jamás se revelan - respondí
Estuvimos hablando un rato sobre lo que le había pasado. Había tenido apendicitis. Y me hizo recordar que cuando se puso roja me había dicho que le dolía el estómago. Fallé al creer que se había puesto roja por mí y por ella sufrió. Lili sufrió por mi culpa, si le hubiera hecho caso le hubiera recomendado que pasara por la posta médica y así le iban a detectar la apendicitis y talvez ya no iba a…
- Ohhhh - exclamó Lili de repente, despertándome de mis pensamientos.
Me asusté. No tenía idea por qué había dicho eso
- ¿Eso es para mi? - preguntó Lili
- ¿Qué cosa es para ti? - le pregunté extrañado.
- Ay Santiago, no te hagas el loco. ¿El osito que tienes en la mano es para mí?
En ese momento, volvió la desaparecida sensibilidad en mi mano, porque volví a sentir el peluche en mi mano.
- Ehh ..sí, sí es para ti - le dije con una tímida sonrisa. Y volví a sentirme que me estaba poniendo rojo
- ¡Gracias Santiago! - dijo muy feliz Lili - Santiago ven, acércate.
No sabia lo que hacia. Caminé lentamente hacia ella. Cuando estaba al costado de su cama, Lili se sentó en la cama y me abrazó. Al principio sólo ella me estaba abrazando. Pero luego yo cerré mis brazos al rededor de ella. Y nos abrazamos.
- Gracias - me dijo Lili - he estado acá sola casi todo el tiempo. Mis padres no han podido venir por el trabajo y todo eso...y nadie más había venido. Gracias.
Me separé de ella. Se lo tenía que decir
- Lili, te tengo que decir algo. Yo...
- No Santiago, no lo digas - me cortó Lili - por el tono de cómo lo dices es algo que puede malograr este momento así que no me lo digas. Sea lo que sea no importa. Lo importante es que estás aquí.
Esta vez, yo fui el que la abrazó. Lo que me había dicho había sido hermoso.
Dejé de abrazarla, y le cogí la mano, al principio ella se asustó un poco, pero luego ella también apretó mi mano. Estaba decido a hacerlo, la miré a los ojos... pero en ese instante llegó una enfermera y nos soltamos.
- La hora de visitas ya terminó, tiene que retirarse - dijo en un tono severo la enfermera
- Bueno Lili, me voy - le dije - nos vemos el lunes.
Sin más me fui porque estaba en un estado de no sé qué...me fui caminado rápidamente, y sólo volteé cuando estaba en la puerta para decirle "adiós" con la mano. Ella hizo lo mismo.
Después de eso, salí del hospital, pensando en lo que iba a decir por no haber visitado a mi prima.

sábado, 6 de octubre de 2007

Capitulo Cuatro: II

- Bueno, creo que deberíamos ir juntos, tu también estás rojo - replicó Lili
- Si, pero en mi es normal. Tu misma has visto que me ha pasado varias veces y no me pasa nada, en cambio, en ti es algo raro.
- Es que tengo calor, estoy muy abrigada y el sol está calentando más. Además me está doliendo el estomago.
No lo podía creer, Lili se había puesto roja después de darme el beso en la mejilla y además se había puesto nerviosa y me había dado una excusa tonta. Cuando llegó el momento de separarnos, ella caminó sin decir nada hacia donde tenia que ir, y después de unos pasos volteó y se despidió con la mano:
- Chau Santiago. ¡Cuidate!
Yo me limité a hacer lo mismo, moví mi mano en ademán de despedida y dije:
- Chau Lili. ¡Tu también!
No caminé inmediatamente. Me quedé mirando a Lili, y juntando valentía para gritarle que la quería. Estaba cada vez más seguro de hacer, pero vi que Lili comenzaba a voltear por lo que yo volteé rápidamente y caminé como si lo hubiera estado haciendo un buen tiempo. Tenía unas ganas tremendas de voltear y tal vez verla, pero no me atreví...estaba demasiado nervioso o algo así. Seguí caminando sin voltear hasta llegar a mi casa.
Traté de hacer una tarea, pero no podía. No porque fuera difícil, sino porque no dejaba de pensar en Lili, no podía dejar de recordar el momento en qué me di ese beso en la mejilla. Me tocaba una y otra vez la mejilla.
Esa noche, soné con ella. Soñé que era una noche de luna llena, y estábamos en un bote en un lago, y que estábamos de la mano.
Cuando desperté, quería volver a dormirme y seguir soñando, pero me tuve que levantar y alistarme para ir al colegio.
Era una de las pocas veces que estaba feliz de caminar rumbo al colegio. Cuando llegara iba a poder ver a Lili y no sé. Algo iba a hacer, pero todavía no sabía qué.
Cuando llegué al colegio, estuve esperando sentado mirando a la puerta para ver cuando llegara Lili. Pero no lo hizo. Ese día faltó. Todo el día estuve pensando en ella. Tenía esperanzas que llegara al finalizar alguna clase, pero no fue así.
Caminé solo a mi casa, y me detuve un momento en el lugar donde Lili me beso. Estuve pensando en ella un rato. Pero luego me empecé a preocupar por ella. ¿Qué le había pasado? ¿Por qué había faltado? ¿Le había pasado algo grave?

jueves, 4 de octubre de 2007

Capitulo Cuatro: I

Lili y yo no salimos muy bien en el examen. Casi toda la "tarde de estudios" nos la pasamos hablando, jugando scrabble, escuchando música y riendo.
Estudiamos muy poco, empezamos por el tema más difícil del examen de matemática...y Lili no entendía muy bien, y pidió un descanso al que accedí. Ese descanso se convirtió en el final de nuestro estudio. Y si bien yo quería estudiar y salir bien en ese examen, prefería mil veces seguir hablando con Lili. Prefería mil veces que cuando se riera se apoyara en mi hombro aunque fueran solo unos instantes insignificantes.
Cuando fuimos a su cuarto y nos pusimos a escuchar música, me di cuenta que teníamos la misma debilidad: las canciones tristes. Cada canción parecía la ideal para decirle a Lili lo que sentía, para decirle que la quería, que me encantaba su sonrisa, que cada vez que se reía me hacia sentir feliz y tantas cosas más. Pero no lo hice. No me atreví. Tenía miedo de que me rechazara y que se perdiera nuestra amistar y por tanto la oportunidad de estar cerca de ella siendo aunque sea un amigo. ¿Valía la pena arriesgarse?

Cuando nos entregaron los exámenes, Lili y yo cruzamos miradas y nos reímos un poco. Pude ver en sus ojos que estaba feliz...creo que estaba feliz porque recordaba por qué se sacó esa nota.
A la salida, le dije para irnos caminando juntos. Aceptó. Cuando habíamos caminado unas cuadras, le dije:
-Lili, ¿qué tal el examen? A mi creo que si me sirvió la tarde de estudios - le dije en tono de burla.
- Sabes Santiago - me dijo - tu lo dirás en broma, pero a mi de verdad me sirvió de mucho, siempre que daba los exámenes estaba toda estresada y preocupada. Pero gracias a ti, al momento de dar el examen estaba tranquila y me fue aceptablemente bien. En ese momento, giró sobre sus pies y me dio un beso en la mejilla. Me dijo gracias. Y sentí que me ponía rojo, muy rojo. En ese momento tuve ganas de cogerle la mano, pero no podía ...estaba demasiado nervioso-feliz por el beso que me acababa de dar Lili. Estaba tratando de dejar de estar rojo, pero sentía que cada vez estaba más rojo aún, no sabía qué hacer.
- Lili, creo que deberías ir al médico - le dije
- ¿Por qué? - preguntó ella sin mirarme
- Porque te estás poniendo roja.